Es un proceso mediante el cual se transforma los contenidos de manera que sean más accesibles para el público meta, esto incluye la simplificación de los términos utilizados, simplifcación de la redacción y el uso de medios diferentes al escrito con el fin último de asegurarse que el mensaje correcto llegue a los educandos. Sin una buena comunicación no hay educación, y para que exista, los profesores deben de echar mano a sus recursos personales, psicológicos y pedagógicos, hablar “el mismo idioma” de los alumnos y adaptase a ellos, (sin olvidar enseñar nuevas palabras claro, pero sin asumir que las conocen) además de fomentar el que ellos también participen en este proceso, dejar tiempo a la reflexión y los comentarios, si esto se logra entonces habrá una construcción de significados y un mejor aprendizaje.